El poder de las palabras

“No sirvo para las matemáticas.” “Los idiomas no son lo mío.” “Yo para el deporte no soy bueno”. “En mi familia el artista es mi hermano.”

Cada cual repite alguna de estas frases, sin pensarlas demasiado, que terminan dictando sentencia sobre lo que podemos o no podemos hacer. Las palabras terminan de definir aquello que nuestra mente solo ha empezado a esbozar, cuando pronunciamos frases sobre nosotros mismos no la percibimos como lo que es – una opinión – sino como si la realidad fuese inevitablemente así. De esta forma confundimos lo difícil con lo imposible. Pasamos de “esto me ha costado y ha sido difícil” a, “para mi es imposible”.

Por eso tenemos que usar las palabras con cuidado, porque son muy poderosas, porque definen cosas que tienen un impacto extraordinario en nuestras vidas, porque nos ayudan, nos salvan, pero a veces también crean falsas verdades. Mariano Sigman, uno de los neurocientíficos más importantes del mundo, nos enseña que las palabras abren puertas, pero también las cierran. Por eso aprender a usarlas es una de las enseñanzas más importantes.

El poder de las palabras profundiza en los mecanismos fisiológicos que sustentan nuestros prejuicios y cómo estos influyen en la creación de estigmas tanto individuales como sociales. El argumento central de Sigman es que nuestras creencias y conclusiones a menudo se basan en datos muy escasos, lo que nos lleva a percepciones erróneas y patrones de pensamiento que nos restringen. A través de diversos juegos, pruebas visuales y teorías contrastadas con el público, Mariano Sigman nos da herramientas simples e ideas que nos enseñan cómo usar el lenguaje sin creencias limitantes, para que las palabras que usamos adquieran el valioso poder de ayudarnos a comprender la realidad. Para que no seamos nosotros los que nos cerremos puertas de lo que podemos ser.